Wednesday, December 7, 2016

1.

              ''Y cuando el lobo despertó, quizo correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto. Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quito la piel al lobo y se la llevo a su casa. La abuelita comió pastel, bebió el vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita solamente pensó: 'Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me había prohibido hacer.' Y fueron felices para siempre''

              En una de las regiones mas desoladas y humildes de Krasnoyarsk Krai, Rusia, se estableció una enorme pero inestable casa, llamada 'Pávlov, Dom dlay neschastnykh detey'*, donde voluntarios, en general mujeres, iban a cuidar de los niños abandonados. Era rara la ocasión, pero había tiempos en que los niños se quedaban completamente solos por el clima. Había noches que bajaba hasta los -45° C entre los meses de Noviembre y Enero, y los voluntarios no pueden darse el afán de quedarse con los cachorros de Pávlov para abandonar esas noches a los suyos. Algunos niños, inevitablemente mueren de frío, y los voluntarios no tienen otra opción mas que, secretamente, entregarlos al Mercado Negro Ruso en cambio de dinero, el cual se usa para mantener y alimentar a los cachorros.

              Un buen día de verano, en Pávlov, la señora Bognadova se encontraba en el cuarto de lectura, leyendo el cuento ''La Caperucita Roja'' para los niños que quisieran oírla, un grupo de no mas de 15 niños quisieron estar ahi para escuchar con entusiasmo el cuento, pero la mayoría quiso estar afuera con Makarov y los otros voluntarios para jugar.

              En cuanto la señora Bognadova dijo la frase ''Y fueron felices para siempre'', los niños, entusiasmados comenzaron a mover sus colas felices al mismo tiempo que gritaban en triunfo. En excepción de un cachorro de especie Rüppell's Fox, no mayor a 7 años, de pelaje color verde azulado con manchas beige, cabello y cola color azul pavo real, un tanto mas oscuro de lo que en realidad es el color, y por ultimo, ojos rojos carmesí. El zorrito se quedo sentado en silencio, viendo como sus demás compañeros se exaltaban con ese final que él no creía feliz:

             Cuando los cachorros terminaron de gritar, el pequeño levanto la mano para que la señora Bognadova lo viera y pudiera prestarle atencion a lo que tenia que decir:

   Bognadova: *viendo a los cachorros con una sonrisa, mueve las orejas al ver que uno de los cachorros no se anima, y en cambio, parece tener una duda* Si? Erast? Tienes alguna pregunta?

             Erast, cual era el nombre del cachorro, asintió con la cabeza mientras bajaba su mano

    Erast: Porqué a dicho ''felices para siempre'' si el cuento no termina feliz? *ladeo ligeramente la cabeza hacia su derecha mientras veía a la señora, expresando confusión en su rostro*
   Bognadova: ''No termina feliz?'' Que cosas dices, Erast? si el cuento termino feliz *le sonrió delicadamente al cachorro*
   Erast: no *nego con la cabeza mientras veía a Bognadova*, el cuento no termina feliz, no para todos
   Bognadova: Lo dices por el lobo?
   Erast: Si *bajó su oreja izquierda mientras dejo arriba la derecha* el lobo murió, y todos están felices por eso, no cree que la familia del lobo se sentirá muy triste?

            Bognadova no estaba confundida ni mucho menos sorprendida por los comentarios y pensamientos distintos del pequeño Erast, pues él ya tenia reputación en Pávlov de ser ''diferente.'' Siempre era de esperarse que el niño encontrara algo ''malo'' con la historia que le cuentan, sea real o ficticia, el cachorro siempre parecía ver todo desde otro angulo. Puede que no sea el único que ve todo distinto, pero para su edad, era algo para nada común:

   Bognadova: Eehhh *volteo la mirada pensante* Bueno... *volteó a ver a Erast* en el cuento jamas dicen que tiene familia
   Erast: Oh... pero el lobo tampoco esta feliz, esta muerto
   Bognadova: Pero hijo, el lobo hizo algo malo, se comió a la abuelita y a Caperucita, merecía ser castigado
   Erast: Y que tal si el lobo moría de hambre? que tal si el necesitaba comer mucho porque ya tenia dias sin comer? los lobos comen carne, y ellas son carne, tal vez ya no había comida en el bosque y para vivir intento comerse a la abuelita y a Caperucita... a usted le gustaría ser castigada por comer?
   Bognadova: E-ehh...*sonrió levemente hacia Erast* no, pequeño, no me gustaría
   Erast: *sonrió ampliamente, mostrando sus pequeños dientes de cachorro, faltandole el colmillo izquierdo* Ve? entonces no es un final feliz!
   Bognadova: *niega ligeramente con la cabeza, sin perder de vista al cachorro* No, ya veo que no lo fue

            A Bognadova no lo quedo mas que aceptar la opinion de Erast, ya que tenia razón.

            Una vez terminada su platica con Erast, Bognadova dió por terminada la sesión de lectura y dejo salir a los cachorros a jugar con los otros. Como siempre, cuando Erast opinaba algo, al final se escuchaban murmuros de los demás niños, no tanto de apoyo, mas bien para decir que el era un niño raro, un niño extraño, un fenómeno. El cachorro Erast no tenia nada extraño, mas que una mente demasiado abierta y extensa, pero los demás niños reconocían esto como si Erast fuera el niño mas raro de Krasnoyarsk Krai....



*Pávlov -apellido común de Rusia-, Dom dlay neschastnykh detey -Casa para niños desafortunados